La boda de Ángela y Eduardo fue un reflejo de su historia, donde cada detalle conectaba con su vida juntos y hacía partícipes a sus invitados. Descubre cómo consiguieron que todos sintieran ese día un poco suyo.
El 2 de agosto de 2024, Ángela y Eduardo transformaron Los Chopos en el escenario perfecto para celebrar su historia.
Un día que, más que un evento, fue la culminación de un camino recorrido juntos.
Cada detalle, desde la elección de los invitados hasta los pequeños gestos, reflejaba su viaje personal y el papel que sus seres queridos han jugado en él.
Un inicio inesperado: de disfraces a confidencias
Ángela y Eduardo no se conocieron en un contexto típico. En una fiesta de Halloween, donde los disfraces reinaron y las risas fluyeron, ella iba de calabaza y él, de monja asesina.
No hubo flechazo inmediato, pero sí algo más duradero: una conversación casual a través de Instagram, que fue sembrando una conexión que acabó consolidándose.
Cuatro años de noviazgo después, estaban listos para dar el siguiente paso.
Un vestido con personalidad y un look cargado de significados
Ángela tenía una visión muy clara de cómo quería verse en su gran día. Desde el momento en que vio el vestido de Pronovias en Internet, supo que era el suyo.
Un corte sirena con tirantes cruzados y una espectacular cola de tres metros en forma de gota. Sin velo y con un toque único, fue un regalo muy especial de su madre y su tía.
Los zapatos de Xseni Greye, en tonos rosas y con una delicada tira dorada, fueron uno de los detalles que más le costó elegir, pero también uno de los que más satisfacción le dio.
Con un diseño cómodo y elegante, fueron el regalo de su hermana.
Para el peinado, confió en Rut Navarro, de The Room, quien conoce a Ángela desde hace años.
Ruth creó un peinado suelto, con ondas que mantenían la esencia relajada de la novia.
El maquillaje, a cargo de Paula Aroca, una de las amigas más cercanas de Ángela, aportó un toque natural y elegante.
Paula, además de ser invitada, también se encargó de maquillar a la madre de la novia, a su suegra y a su cuñada, reforzando ese ambiente íntimo que se respiraba en todo momento.
Cada pieza del look de Ángela estaba cargada de significado: los pendientes de Swarovski, regalo de su suegra, y una pulsera que ella misma había regalado a sus amigas, de La Victoria Joyas.
La pulsera llevaba las iniciales de cada una y establecieron un lazo emocional que conectaba ese día con tantas historias compartidas.
Eduardo, la sencillez de una elección segura
Para Eduardo, la elección del traje fue mucho más directa. En cuanto visitó Don Félix, tuvo claro cuál era su traje. De corte clásico, fue un regalo de su madre.
Los zapatos, también de Don Félix, se los regaló su hermano.
El toque final, un reloj Lacoste de Domínguez Joyeros, que sus suegros le habían regalado.
Una ceremonia cargada de simbolismo y emociones compartidas
Los jardines de Los Chopos ofrecieron el escenario perfecto para una ceremonia que no solo celebraba la unión de Ángela y Eduardo, sino que también rendía homenaje a su historia y a las personas más importantes de su vida.
Los novios, que habían confiado en sus más allegados para organizar la ceremonia, no sabían nada de lo que estaba a punto de suceder, lo que hizo cada momento aún más especial.
Desde el principio, la participación de Laura y Agustín, los hermanos de los novios, hizo que todo se sintiera íntimo y personal.
Ellos fueron los encargados de oficiar la ceremonia, aportando cercanía y calidez, como solo alguien que ha compartido tantos momentos puede hacerlo.
Uno de los momentos más destacados fue el ritual del hilo rojo, una tradición japonesa que simboliza la conexión inquebrantable entre dos personas predestinadas a encontrarse.
Laura, hermana de Ángela, narró la leyenda mientras unía las manos de los novios con un delicado hilo rojo, sellando de manera simbólica el vínculo eterno entre ambos.
Fue un instante cargado de significado, no solo para Ángela y Eduardo, sino también para sus seres queridos, que compartieron esa sensación de compromiso profundo.
La ceremonia continuó con varias lecturas emotivas. María y Rosario, primas de Eduardo, leyeron textos llenos de cariño que conectaron con los asistentes, mientras que otros primos cercanos, como Ana, Lucía, Lorenzo, Inés y Sofía, también participaron, mostrando la importancia de la familia en este día tan especial.
Por parte de Ángela, leyeron su prima Alicia y también, Cristina, Ana y Eva. Pero uno de los momentos más conmovedores llegó de la mano del sobrino de Ángela, Diego, que recitó una poesía dedicada a los novios.
Su sensibilidad y su conexión con su tía hicieron que todos los presentes se emocionaran. El vínculo que comparten es único, y ese instante fue una de las joyas más personales de la ceremonia.
Para culminar el momento, los novios intercambiaron los anillos, de Roselin, unos elegantes aros de plata grabados por dentro con sus nombres y la fecha de la boda, un detalle que simbolizaba la promesa que sellaban ante todos.
Y aunque Ángela no pudo tener físicamente a su abuela, su presencia estuvo siempre a su lado: en su ramo de flores preservadas de La Antigua Rosa, llevaba un camafeo con una foto de ella, asegurándose de que también formara parte de este día tan importante.
El cóctel: una bienvenida llena de detalles personales
Para Ángela y Eduardo, Los Chopos fue una elección natural desde el principio. Ángela ya conocía el lugar, pero lo que realmente les convenció fueron las buenas referencias sobre la calidad de la comida y la atención personalizada que se respira en cada evento.
Sabíamos que no fallaríamos y, en un día tan importante, queríamos sentirnos tranquilos, sabiendo que todo estaba en manos de expertos.
Tras la emotiva ceremonia, los invitados se trasladaron a los jardines para disfrutar de un cóctel en el que no faltaron los detalles personalizados.
La mesa de vermut, un guiño a su vida en Madrid, fue una de las estrellas del cóctel, y la mesa de hummus se convirtió en una de las favoritas de los asistentes.
Durante el cóctel, un grupo de jazz aportó la atmósfera perfecta, con música suave que acompañaba el ambiente relajado.
Además, los pai-pai con el programa del día, personalizados por los novios en Cotton Bird, no solo fueron prácticos en el calor de agosto, sino también un bonito recuerdo para los invitados.
Uno de los aspectos más valorados por Ángela y Eduardo fue la atención cercana del equipo de Los Chopos.
Los camareros se aseguraron de que, a pesar de los nervios, los novios pudieran disfrutar de los platos que con tanto cariño habían elegido, sin dejar que el ajetreo del día se lo impidiera.
Al final del cóctel, la disposición de las mesas, inspirada en las estaciones de metro que marcaron su vida en Madrid, estaba lista para dar la bienvenida a los invitados en el salón.
Sorpresas, música y detalles que dejaron huella
La entrada al salón marcó el inicio de una recepción que todos recordarían. Los novios hicieron su gran entrada al ritmo de “Porque Ti Amo” (versión remix), una elección que, desde el primer momento, llenó el ambiente de energía y entusiasmo.
Pero las sorpresas no acababan ahí: Ángela y Eduardo habían preparado una serie de detalles que involucraron a cada uno de los presentes, haciendo que todos se sintieran parte de su gran día.
Uno de los toques más personales fueron los marcasitios personalizados, con el nombre de cada invitado.
No se trataba solo de un simple recuerdo, sino de un símbolo de agradecimiento.
Además, a sus amigos más cercanos, los novios les escribieron notas especiales, como pequeños mensajes cargados de cariño.
Jessica y Abel, amigos de la pareja, recibieron un mensaje que los designaba como los próximos en pasar por el altar.
Durante la recepción, las sorpresas no dejaron de suceder. Los novios quisieron agradecer a los maestros de ceremonias, sus hermanos, con un detalle especial: un ramo de flores para Laura y una hucha para que Agustín empezara a ahorrar para su próxima boda.
Las madres de ambos recibieron emocionadas un ramo de flores, mientras que los padres recibieron unas copas de vino grabadas.
Pero los novios no se olvidaron de sus invitados. Cada uno recibió una botella de vino blanco de Bornos, individual, o una de vino tinto Mesta, para las parejas.
Fue un gesto de gratitud, que hablaba de la generosidad y el cariño con el que Ángela y Eduardo querían agradecer la presencia de todos.
Uno de los momentos más emotivos llegó de la mano de sus amigos, que habían preparado una versión personalizada de la canción “Son Mis Amigos” de Amaral.
Adaptada a la historia de Ángela y Eduardo, la letra repasaba los momentos más significativos de su relación.
Y cuando parecía que la emoción había alcanzado su punto máximo, aún quedaba lo mejor: ¡la fiesta!
Un baile lleno de emociones y recuerdos inolvidables
El baile se abrió con la canción Until I Found You, de Stephen Sánchez, un tema que Ángela y Eduardo habían preparado durante dos meses.
Más tarde, Ángela lanzó su ramo al ritmo de “Sky Full of Stars” de Coldplay, y fue su amiga Cristina quien lo atrapó.
Fue un momento lleno de significado, ya que Cristina había sido una pieza clave en la organización de la boda, y verla tan emocionada conmovió a todos.
Para asegurarse de que cada invitado pudiera llevarse un recuerdo tangible de este día tan especial, los novios contrataron un fotomatón de Eventtio. Un detalle más que permitía grabar, en cada instantánea, la alegría y los buenos momentos vividos.
El encargado de capturar cada momento con una sensibilidad especial fue Luis Paterna, el fotógrafo que no dejó pasar ningún detalle, desde la emoción de los preparativos hasta los momentos más espontáneos de la fiesta.
Un final que ninguno quería ver llegar
Cuando el día terminó, fue difícil despedirse. Nadie quería que la celebración terminara, y Los Chopos se había convertido en un lugar que todos recordarían como suyo.
Desde Los Chopos, nos llevamos en el corazón cada momento compartido, cada sonrisa y cada emoción.
A Ángela y Eduardo, gracias por confiar en nosotros para dar forma a este capítulo tan importante. Que vuestra vida juntos esté tan llena de amor como lo estuvo este día.
Y a ti, si has leído hasta aquí, y ahora mismo estás preparando tu boda, quizás la de Ángela y Eduardo te hayan dado nuevas ideas.
Aquí tienes el resumen de los colaboradores de su boda, por si quieres una ayuda extra.
Lugar de Celebración: Los Chopos (@LosChopos_)
Fotografía: Luis Paterna (@luispaterna.fotografia)
Vestido de novia: Pronovias (@pronovias)
Peluquería: Rut Navarro de The Room (@salontheroom)
Maquillaje: Paula Aroca (@paulaaroca_makeupartist)
Zapatos de la novia: Xseni Greye (@xseni_greye)
Ramo de novia: La Antigua Rosa (@la__antigua_rosa)
Traje y zapatos del novio: Don Félix (@donfelix_moda)
Reloj del novio: Domínguez Joyeros (@dominguezjoyeros)
Anillos de boda: Roselin (@roselinjoyeros)
Invitaciones y cartelería: Cotton Bird (@cottonbirdes)
Fotomatón: Eventtio (@eventtio)