Ninguna de los asistentes podría decir lo contrario. La boda de Alejandro y Nuria fue una boda plena de primavera. Y es que todo acompañó en el día de su boda. Todo fue perfecto y el sol y las flores se conjuraron para ofrecerles una boda plena de primavera.
Alejandro y Nuria habían trabajado mucho para que todo fuese perfecto. Habían puesto toda su ilusión en cada detalle de su boda. Habían hecho todo lo posible para que su enlace destilara el amor que sienten el uno por el otro… Habían puesto todo su cariño para que sus familiares y amigos disfrutaran del día tanto como ellos y no lo olvidaran nunca… como ellos.
Sin embargo, hay cosas que escapan al control de las personas y que no dependen de su trabajo, de su esfuerzo ni de su ilusión. Y una de ellas es el tiempo. Pero en esta ocasión la naturaleza fue benévola con Alejandro y Nuria y les permitió disfrutar de una boda plena de primavera. El sol brilló en todo su esplendor, los Jardines lucían sus preciosas rosas… Y Alejandro y Nuria pudieron disfrutar de un día maravilloso junto a todos sus invitados. Todo fue, sencillamente, perfecto. A la delicada decoración elegida por los novios, se unió ese aire y esa luz maravillosa que sólo ofrece la primavera.
Y como quien preveía que la primavera sería protagonista en la boda, Alejandro y Nuria decidieron decorar la mesa con este aire tan fresco y primaveral. Un complemento perfecto en una boda plena de primavera, ¿no os parece?